El Perro de la C se presentó este fin de semana en Torreón, Coahuila y dos veces en Monterrey, Nuevo León, donde se topó con un grupo de vendedores ambulantes, que se instalaron en las inmediaciones del lugar para vender mercancía pirata con la imagen y logotipo del rapero. Desde la ventana del edificio saludó a los vendedores y recibió de ellos una playera que posteriormente utilizó y compartió en Instagram, alegando que ese diseño ni siquiera él lo tenía.
Como bien sabemos, en nuestro país la piratería es algo común, es algo de todos los días que difícilmente se podrá detener. Por años este ha sido el dolor de cabeza de quienes trabajan en la industria de la música, pues se ven afectados económicamente por la reducción de sus ventas, pero también por el uso indebido de su imagen para ponerla en productos apócrifos.
Si se realizara un sondeo sobre que artistas están en contra de la piratería, esta sería una lista interminable, pero por lo menos a C-Kan parece no importarle mucho, pues de hecho, en algunos de sus temas menciona que él mismo ha comprado cosas piratas en el tianguis. La realidad es que ningún artista puede salvarse de la piratería, podría decirse que es el precio de la fama.
Por Ángel Sandoval
