El rapero Pablo Hasél podría ir a prisión por sus canciones

En los últimos años en España, algunos raperos se han visto envueltos en problemas con la justicia de aquel país debido al contenido lirical de sus rolas; el caso más sonado es el de Pablo Hasél, que fue enjuiciado en 2014 por supuesto enaltecimiento al terrorismo en una de sus canciones. Por otro lado, los hermanos gemelos Ayax y Prok se encuentran bajo demanda judicial por publicar el rostro de oficiales de la ley en su videoclip titulado “Polizzia”. Agregándose a la lista, Valtonyc, amigo de Hasél, ya se encuentra encerrado cumpliendo una condena de tres años en la cárcel.

Al principio éstos parecían casos aislados, hasta que hace un mes exactamente, el 11 de diciembre del año pasado, el Estado Español encarceló a doce raperos del colectivo La Insurgencia por “enaltecer al terrorismo” con sus producciones musicales; su sentencia es de dos años y un día en prisión, nueve años de inhabilitación y una multa de $4,800 euros. Esta noticia, que se convirtió en un duro golpe para la libertad de expresión, tuvo eco en el medio internacional RT en español.

Debido a que no contaba con antecedentes penales, Pablo Hasél pudo ampararse para no ser encarcelado y cumplir su condena en libertad condicional. Uno pensaría que tras los hechos ocurridos, lo normal sería que Pablo cambiara de temática o le bajara a sus ataques al sistema, pero no fue así. En audiencia, el juez le preguntó si se arrepentía de sus actos, a lo que él respondió: “Mis ideas no van a cambiar, yo soy comunista y lo digo con la boca grande”.

Sin miedo a las consecuencias, Pablo siguió publicando canciones en las que critica con fundamentos al sistema capitalista, a los Reyes de España y a las instituciones del Gobierno, asegurando que ahí se vive una dictadura fascista disfrazada de democracia, siendo éstos los causantes de la pobreza y la falta de oportunidades para la población. En su defensa, el rapero dice que la libertad de expresión no es pareja, pues si alguien grita “viva la guerra en Irak” no pasa nada, pero si otro grita “ojalá se cepillen a este banquero” es censurado y enjuiciado.

Su constante reincidencia le hizo recibir más demandas en su contra, llevándolo a un nuevo juicio que será el próximo primero de febrero, en el cual podría ser condenado hasta a doce años en prisión. La lucha de Pablo Hasél va mucho más allá de ser solamente un rapero, es más que eso, podría ser considerado como un activista e incluso como un revolucionario que utiliza la música como medio de propaganda. Está tan comprometido con su movimiento, que ve a la cárcel como una etapa inevitable en el proceso de lucha por sus ideales, tal como le pasó a Lenin en Rusia.

Es conocido por el público en general que el rap es de los géneros más explícitos que existen, pero Hasél lo llevó a otro nivel. Sin pelos en la lengua, escribe sobre ideas extremistas y radicales de las que muy pocos artistas se atreven a hablar, impulsando, posiblemente sin planearlo, un nuevo sub género: el rap político. Al Gobierno español le está saliendo el tiro por la culata, pues antes de sus problemas con la ley, las canciones de Pablo Hasél no tenían tantas reproducciones en YouTube, pero a raíz de estas demandas su mensaje está llegando a más gente.