Desde sus inicios en los años 70, el hip-hop siempre ha estado involucrado en la política, se podría decir incluso que el hip-hop es el hijo bastardo de la política, o más bien de la mala política, que marginó por muchos años a los jóvenes afroamericanos y puertorriqueños del Bronx, que encontraron en el rap una vía para protestar por la pobreza y la desigualdad social.
La música rap engloba muchos estilos diferentes, dividiéndose en subgéneros que incluso son de ideologías totalmente contrarias, como por ejemplo el rap malandro y el rap cristiano. Aunque no es uno de los subgéneros más populares, el rap político a veces también conocido como rap de protesta, se caracteriza por sus letras enfocadas a la crítica social o en contra del mal gobierno.
Uno de los primeros raperos en tocar temas políticos y sociales en sus canciones fue Grandmaster Flash, con la canción “The Message” en 1982. Después fue Public Enemy quién tomó la batuta, popularizándose entre las masas con la bandera de protesta. El primer acercamiento real entre el rap y la política fue en 1988, cuando el FBI envió una carta al grupo NWA, en la que les prohibían tocar en sus conciertos el tema “Fuck Tha Police”. Ice Cube siempre fue un rebelde.
El rapero más anti sistema que ha existido es Tupac Shakur, que se crio entre miembros del Partido Panteras Negras, una organización nacionalista negra, socialista y revolucionaria, que luchaba en contra de la segregación y desigualdad racial. Su madre era miembro del partido y se casó con uno de los líderes de la organización: Mutulu Shakur, quien le dio su apellido a 2pac.
Otro rapero que se metió en la política y desgraciadamente también ya falleció, es Old Dirty Bastard de Wu-Tang Clan, que en repetidas ocasiones dijo que el entonces presidente George W. Bush era el mismísimo diablo. Quien podría ser considerado como el máximo exponente del rap político es KRS One, que tiene más de tres décadas componiendo liricas consientes y propositivas.
En el 2004 Puff Daddy fundó el movimiento Citizen Change o “Cambio Ciudadano” en español, un grupo político cuya principal tarea era promover el voto entre los jóvenes. La campaña giraba en torno al lema “¡Vota o Muere!”, mensaje respaldado por otros artistas como 50 Cent, Mary J. Blige, Mariah Carey, Usher, Nelly, Ludacris, The Game, entre otros.
Cuando Barack Obama llegó a la presidencia de Estados Unidos, el apoyo de los raperos fue crucial para que ganara las elecciones; decenas de artistas mostraron públicamente su preferencia por quien se convertiría en el primer presidente negro. El rapero de origen haitiano, Wyclef Jean del grupo The Fugees, intentó postularse para presidente de Haití pero no lo logró. El año pasado falleció otro rapero que tocaba temas políticos: Prodigy de Mobb Deep, que en su último disco “Hegelian Dialectic” atacó con todo al sistema capitalista.
En la actualidad Donald Trump tampoco se salva de las críticas, Snoop Dogg le ha mentado la madre en varias ocasiones y también le ha “disparado en la cabeza” durante uno de sus videoclips. Aunque suene loco, Kanye West es amigo de Donald Trump, esto le ha generado severas críticas pero él sigue mostrando su respaldo hacia el republicano. En una entrevista para la revista Time, West declaró que estaba considerando candidatearse para presidente de Estados Unidos en 2024. Esto no es nada nuevo para la cultura gringa, de hecho, The Source, la primera revista de rap, es clasificada como “revista de música y política” por el contenido de sus artículos.
Aunque en EE.UU. el rap comercial se come por completo cualquier intento de rap político, en Latinoamérica aún hay muchos raperos revolucionarios que, ya sea desde el underground o desde el mainstream, ponen su granito de arena para cambiar el mundo. Uno de los casos más populares es el de Los Aldeanos, que usaban sus canciones para protestar en contra del gobierno cubano. Existen teorías que afirman que la CIA estuvo detrás del auge de Los Aldeanos, utilizándolos como propaganda para dañar con música al régimen de Fidel Castro.
En España las cosas se están poniendo cada vez más críticas, la libertad de expresión está siendo coartada por la justicia española, que pretende meter a la cárcel a raperos que dedican sus letras a los políticos, al gobierno y la monarquía. Primero fue Pablo Hasél, que está siendo enjuiciado por injurias a la corona y “enaltecer al terrorismo” en sus canciones, similar al caso de Valtonyc, que se encuentra prófugo con una orden de aprensión en su contra. Aunque prácticamente nadie en España está de acuerdo con esta medida, cabe recalcar que ni Pablo ni Valtonyc están arrepentidos, a la hora de componer no tienen pelos en la lengua, no miden la crudeza de sus palabras cuando se trata de luchar en contra del “régimen fascista”.
Durante un tiempo en México, principalmente en el Distrito Federal, el rap de protesta fue uno de los estilos más populares entre los hip-hop heads. Uno de los más grandes himnos es sin duda, “El País de las Maravillas” de La Banda Bastón. Cuando ganó Peña Nieto en 2012 varios exponentes protestaron a través de la música, pero destacó entre todas “Yo No Voté Por Ti” de Akil Ammar.
Casi ningún rapero se dedica al cien por ciento a este sub género, ya que comercialmente hablando no es nada redituable, pero eso sí, prácticamente todos los raperos han hecho alguna vez una canción de protesta, es inevitable ser MC y no hablar de los problemas de la sociedad, es algo que los artistas llevan en la sangre; un verdadero rapero es rebelde por naturaleza.
A diferencia del canto, el rap te permite expresar muchas más ideas, es un medio infalible para enviar un mensaje concreto y que éste se quede en la mente del público; el poder de la palabra es inmenso, sería un grave error subestimar al rap político. Como van las cosas, tal vez muy pronto empecemos a ver raperos ocupando puestos públicos, o por qué no, hasta un rapero presidente.
Por Carlos Cabrera.